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Mirada geopolítica del acuífero guaraní ante la cotización del agua en Wall Street

¿Estamos cuidando nuestros recursos naturales estratégicos?

Estamos acostumbrados a capitalizar los bienes, porque es como el sistema regente sigue su curso. Pero capitalizar un bien común, como lo es agua desde una perspectiva de los Derechos Humanos, sería equivalente a propiciar un conflicto mundial.

De acuerdo con la noticia publicada por la revista Forbes Latinoamerica el día 10 de este mes, replicada por varios medios, el agua ya cotiza en Wall Street y opera en el mercado de futuros de materias primas. La base para medir dicha cotización, es un indicador de futuros del agua del estado de California, Estados Unidos, que fusiona el índice Nasdaq Veles California Water Index, con el “Tucker” NQH2O.

Los Recursos Naturales estratégicos, son elementos vitales de la naturaleza para la sociedad y para el mundo, por lo tanto, mundialmente disputados, especialmente el agua y el petróleo. Así es que la posesión o su dominio pueden representar una serie de ventajas económicas y hasta geopolíticas. El petróleo ya se referencia hace muchos años como elemento provocador de grandes guerras civiles y trasnacionales, siendo un recurso no renovable. El agua es un recurso estratégico natural, por obvias razones: es la principal sustancia que proporciona el origen y mantenimiento de la vida. Además, su relevancia sólo aumenta con el tiempo, debido a la escasez de agua segura en varias regiones del planeta. El 1° Foro Regional sobre Directrices para Garantizar el Derecho al Agua llevado a cabo en Agosto del 2017, en la ciudad de Montevideo (Uruguay), organizado por el Parlamento del MERCOSUR, denominó al Acuífero Guaraní, ubicado en el centro-este de América del Sur, como bien estratégico en el marco de la consideración del agua como Derecho Humano. El agua, pasó de ser sólo un recurso renovable, a uno estratégico y no renovable, convirtiéndose así en una prioridad del siglo XXI.

Las reservas de agua dulce son las reservas superficiales de los ríos y lagos, pero también lo son las de aguas profundas. América Latina tiene alrededor del 30% de reservas de agua dulce a nivel planetario. Los acuíferos son los grandes reservorios de agua natural dulce y están repartidos en el mundo (son 37 en total). Son estratos de formación geológica subterránea permeables, que permiten la circulación y el almacenamiento del agua subterránea por sus poros o grietas, que se ha formado a lo largo de varios años como resultado de la infiltración del agua de lluvia, de los ríos, lagos o deshielos. A este proceso se lo conoce como recarga.

La crisis mundial del agua, es un fenómeno que advierte sobre la necesidad de una toma de conciencia por parte de cada uno de los estados involucrados, sobre los problemas que podrían acaecer sobre éstos, aunque aún no se visualice éste conflicto.

La ONU estima que para el 2050, la mitad del mundo no tendrá acceso a agua segura. En promedio, la mayor cantidad de agua se utiliza para la agricultura, en segundo lugar, para la industria y en tercer lugar se da por el consumo per capita de los habitantes de cada región. El World Economic Forum (2015) pone a la Crisis del Agua en la primera posición de una escala entre los cinco Riesgos Mundiales, en una proyección a diez años.

Según el Banco Mundial (2019) hay tres aspectos que definen esta crisis: “exceso”, “demasiada contaminación” y “escasez”. Es una crisis por “exceso”, porque los efectos devastadores de las inundaciones, gracias al cambio climático, afectan primero y de la peor manera a las personas pobres. Una crisis por “demasiada contaminación”, porque es elevadísimo el volumen de aguas servidas que no se recolecta o somete a tratamiento. Y una crisis por “escasez”, porque en todo el mundo hay actualmente 2100 millones de personas que no tienen acceso confiable a servicios de agua potable gestionados de manera segura, y 4500 millones que carecen de servicios de saneamiento administrados de igual forma.

La reserva de agua dulce en Argentina como recurso estratégico

El Acuífero Guaraní es una de las reservas subterráneas de agua dulce más grande a escala mundial. Se encuentra ubicado en el centro-este de América del Sur y es compartido por cuatro países: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Cubre casi 1.2 millones de kilómetros cuadrados y se estima que cuenta con 50.000 km cúbicos de agua. En Argentina, donde no se ha determinado con precisión sus límites, ocupa 225.000 km²; está conectado con cuerpos de agua superficiales como los Esteros del Iberá (provincia de Corrientes) y la laguna de Mar Chiquita (provincia de Córdoba), una de las superficies de agua salada de mayor extensión del mundo. Se explotan un total de trece perforaciones termales ubicadas en la provincia de Entre Ríos; la provincia de Corrientes, por su parte, se caracteriza por la presencia de los Esteros del Iberá, el reservorio de agua dulce más grande del país ubicado sobre la superficie.

Según el Acuerdo sobre el Acuífero Guaraní, firmado en 2010 y suscripto por los países que tienen soberanía sobre la reserva (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), el Acuífero no es una cavidad sino un relleno sedimentario. Son depósitos de arena de origen eólico, saturados de agua. El acuífero podría abastecer durante 200 años la población mundial a razón de 100 litros por habitante por día. Al ser una de las reservas de agua potable más grande del mundo, es vital preservarlo de manera racional y sustentable, para no deteriorar su calidad y cantidad.

Argentina es una República Federal, y como tal, cada provincia legisla y ejecuta sus propias leyes. El acuífero Guaraní se encuentra por debajo de varias provincias.

Actualmente la estructura legal e institucional referida a las aguas subterráneas de las seis Provincias argentinas involucradas, se encuentra signada por una gran cantidad y superposición de normas y organismos que gestionan el mencionado recurso, poniéndose en riesgo la elaboración y posterior ejecución de un modelo de gestión sustentable aplicable dentro de la República Argentina. Esto motivó la iniciativa impulsada por la Subsecretaría de Recursos Hídricos, autoridad nacional en materia hídrica, que derivó en la firma del “Acuerdo Federal del Agua” del 17 de setiembre del año 2003 a través del cual fueron acordados los “Principios Rectores la Política Hídrica de la República Argentina”.

Estos principios elaborados a través de la instancia de consenso que posibilitó el Consejo Hídrico Federal (COHIFE) básicamente indican el significado del agua para los argentinos, señalan la forma de utilizarla como motor de nuestro desarrollo sostenible, propician la conformación de una autoridad única del agua en cada jurisdicción y destacan la importancia de tomar como base de la gestión hídrica la unidad del ciclo hidrológico.

En cuanto al marco jurídico de los recursos hídricos nuestra Constitución Nacional no posee reglamentaciones referidas al agua, su protección y gestión, sino expone genéricamente el derecho a un ambiente sano y equilibrado para el total de los habitantes de la República y les impone el deber de preservarlo.

La Ley Nacional Nº 26.780 que aprueba el Acuerdo sobre el Acuífero Guaraní celebrado entre la República Argentina, la República Federativa del Brasil, la República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay, garantiza adecuadamente a la Argentina el ejercicio pleno de la soberanía sobre el recurso en su propio territorio, promoviendo la gestión, el monitoreo y el aprovechamiento del mismo en todas sus variantes.

Actualmente a través de la Subsecretaría de Recursos Hídricos y el Consejo Hídrico Federal (COHIFE), se encuentra en ejecución el Plan Nacional Federal de Aguas Subterráneas de la Argentina, encarándose entre otras actividades, las acciones de monitoreo del Acuífero Guaraní en las provincias argentinas involucradas y la implementación del Sistema de Información común en los cuatro países del Sistema Acuífero Guaraní (SISAG).

Entre los acuerdos internacionales sobre el uso del agua se deben destacar:

°La Ley 25.841 del Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del MERCOSUR, suscripto en Asunción en el 2004.

°La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

°La Organización de Naciones Unidas (ONU) que, desde el año 2000, se ha propuesto trabajar en la crisis del agua y saneamiento y medio ambiente.

El agua como factor Geopolítico de poder

El agua en el siglo XXI, se vuelve el factor geopolítico de poder más importante en la vida de los seres humanos y por lo tanto en las relaciones internacionales. El agua dulce es uno de los recursos naturales no renovables más preciados, por lo tanto, de su adecuado suministro y gestión dependen la agricultura, la ganadería, la salud y alimentación de las personas, los ecosistemas, la industria, la energía, el mantenimiento de la paz y la estabilidad social. El Acuífero Guaraní, como hemos mencionado, es una de las reservas de agua dulce más grande a nivel mundial.  Los conflictos que pueden desatarse en torno a este recurso estratégico pueden variar en grado e intensidad, debido a que allí existen muchas riquezas naturales.

El estrés hídrico, entendido como la relación entre el total de agua dulce extraída y el total de recursos de agua dulce renovables en un país o región en particular, afecta a los países de todos los continentes. No sólo obstaculiza la sostenibilidad de los recursos naturales, sino que también obstaculiza el desarrollo económico y social. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) el estrés hídrico es superior al 60% en Asia occidental, Asia central y África septentrional, lo que significa que estas regiones sufren un grave estrés hídrico, al menos durante algunas partes del año.

Teniendo en cuenta el estrés hídrico, podría advertirse que este reservorio de agua dulce, está bajo la mirada de los Estados Unidos, y de otros países como China, que ya atraviesan el problema de la falta de agua, al menos en el sentido de simple extracción. Estados Unidos en una escala de porcentajes (datos al 2010) de nivel de Estrés Hídrico se encuentra con 30,57%; China con el 43,40%. Si los contraponemos con Argentina, que sólo cuenta, con un 10,46%, podría decirse que ambos tienen un alto porcentaje.

China, quien actualmente tiene un 7% del agua mundial pero alberga el 20% de la población global tiene, además, el 80% de los cauces naturales contaminados y el norte de su país es muy seco. También se debe tener en cuenta que su industria es mayormente agrícola, lo que consume una gran parte del agua dulce para la producción. Además, la gran populación que alberga y la creciente industria que oferta, son dos factores muy importantes que afectan directamente al consumo del agua.

Ante esta situación, China buscará abastecerse, tanto de materias primas, alimento como de agua. Sin ir más lejos, en 2018, el actual Ministro de Finanzas chino, Xiao Jie, se reunió con nuestro Presidente para tratar el proyecto de financiamiento de las represas en Santa Cruz que ya comenzaron a construirse; el proyecto de la construcción de dos centrales nucleares y cerrar las tratativas de la estación espacial de China en Neuquén, entre otros. Es decir, la presencia China ya está instalada en nuestra región.

En Estados Unidos la situación actual preocupa a las autoridades: el uso del agua de los ríos, la contaminación, la población que la usa, la industria y las temperaturas globales van en aumento creciente y acelerado y como consecuencia de ello no sólo se disminuye el caudal del río (por uso y evaporación) sino también hay menos lluvias y nieve para alimentarlo. Dos grandes ejemplos son el río Colorado (que abastece a 36 millones de estadounidenses y se utiliza para el 90% de la producción de hortalizas durante el invierno) y el río Flint, en Michigan, el cual está contaminado con plomo.

También podemos agregar la ciudad de Miami, Florida, donde el agua del océano Atlántico ha contaminado el acuífero de Vizcaya, la principal fuente de agua dulce de la ciudad. La característica más destacada y consistente de la situación hídrica en los Estados Unidos, es que el agua es escasa. Con excepción de las épocas de inundación, generalmente no hay suficiente agua para satisfacer todas las demandas debido a su disponibilidad, nivel de uso y las circunstancias bajo las cuales se administra.

Según la Red IANAS (Red Interamericana de Academias de Ciencias), en su Diagnóstico del Agua en las Américas del 2012, la dominante escasez de agua y el hecho de su incesante intensificación, son el resultado del continuo aumento de la demanda como de población y el crecimiento de la economía mientras el suministro de agua se mantiene estático o hacia la baja. La disminución puede ser consecuencia del deterioro de la calidad del agua, la sobreexplotación de aguas subterráneas, y las tendencias de cambio en cantidad, temporalidad y forma de la precipitación. El impacto de estos factores varía de una región a otra y ello significa que la escasez misma, aunque penetrante, tiene diferentes grados a lo largo de todo el país.

Según el vigente Plan de Seguridad de Estados Unidos, los recursos naturales estratégicos son una cuestión de seguridad nacional. Teniendo en cuenta que gran parte de estos recursos están fuera de su territorio continental y de ultramar, habría que prestarle debida atención al interés que proyectan en nuestro territorio.

Con el propósito de controlar el contrabando de drogas y mercaderías que llegan desde territorio paraguayo, la DEA (Drug Enforcement Administration) estadounidense está instalada en Posadas, Misiones, con el fin explícito de controlar mil kilómetros de la zona comprendida por la Triple Frontera (Argentina-Brasil-Paraguay). Cabe destacar que la provincia de Misiones, está ubicada sobre el Acuífero Guaraní. Otra base militar estadounidense se encuentra en Ushuaia, lugar de mar abierto, codiciada por las potencias, para controlar el tráfico marítimo entre los dos océanos. Así, las políticas de estos países se van metiendo en territorios estratégicos.

Los conflictos por los recursos naturales estratégicos plantean un nuevo escenario que va a formular un nuevo mapa estratégico

El informe del Instituto del Pacífico Global Water Governance in the 21st Century (2013) identifica las principales preocupaciones y ofrece recomendaciones sobre cómo mejorar la gobernabilidad del agua. Algunas de las claves, entre las recomendaciones, son promover una mayor colaboración entre las organizaciones intergubernamentales involucradas en la gobernanza del agua; promover una mayor transparencia, participación y responsabilidad; desarrollar mecanismos de financiamiento para respaldar los costos continuos de operación y mantenimiento de la infraestructura relacionada con el agua y las personas e instituciones necesarias para administrarla de manera efectiva y mejorar la comprensión y la comunicación del riesgo y la incertidumbre.

La defensa de los recursos naturales estratégicos será entonces la política exterior y como tal, la gran estrategia. Nuestro país deberá ser capaz de proyectar posibles escenarios con la intencionalidad de proteger sus bienes; previendo que quienes los desean, ya están pisando sobre nuestras reservas.

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