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Humanidad resiliente: la puesta a prueba de la pandemia

Y un día el mundo tal como lo conocíamos, se frenó. El ritmo vertiginoso de la vida diaria, fue obligado a detenerse. Los días se cuentan puertas adentro, porque cuidarse a uno mismo, es a la vez cuidar del otro. Unidos estamos sorteando las adversidades.

Con una mirada altruista, podemos afirmar que de toda crisis se sale fortalecido. El futuro es incierto, pero es en el presente donde tenemos que poner a prueba nuestra resiliencia como humanidad.

Resiliencia como capacidad del ser humano para sobreponerse a la adversidad. Implica dos componentes: resistencia frente a las adversidades y capacidad para sortear las dificultades, aprender de las derrotas y reconstituirse creativamente, transformando los aspectos negativos en nuevas oportunidades y ventajas[1] .

Hoy nos encontramos frente a una adversidad denominada pandemia[2], provocada por un coronavirus. Este virus provoca una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS), llamó COVID-19.

En menos de tres meses esta enfermedad provocó una crisis mundial, tanto en el sistema sanitario como en el económico. Su huésped es el ser humano, sin distinción de país de origen, género, ideología o edad.

Por esto, es que podemos decir que la solución vendrá de la mano de un trabajo conjunto entre toda la humanidad, porque la salud es un derecho fundamental y el que más debemos aprender a valorar.

Por ello es importante aclarar el significado de Pandemia. Este concepto exige que la emfermedad se haya extendido por varios países, continentes o todo el mundo, y que afecta a un gran número de personas. A modo de ejemplo, la última pandemia declarada, aunque no la más mortífera, había sido la mal llamada “gripe española”[3], causada por el virus Influenza A del subtipo H1N1, allá por el año 1918.

Esta pandemia del siglo XXI ya supera el millón de casos confirmados, incluidas más de 70.000 muertes en los 195 países afectados[4], sobre una población mundial de 7.5 millones de personas.

Originalmente fue descubierta en China, continente asiático, propagándose en cuestión de días hacia América del Norte y Europa. Los países más afectados son Estados Unidos, España e Italia, superando en gran número de contagios y víctimas fatales, al país de origen.

La cantidad de muertos en EE.UU, que registró su primer contagio a fines de enero, asciende a 14.240 con un total de 418.559 casos. Lo sigue España con 14.673 muertos y 146.690 casos; Italia con 17.669 muertos y 139.422 casos; Francia con 10.869 muertos y 112.950 casos; y China con 3.333 muertos y 81.802 casos[5].

La OMS, como organismo regulador, emitió protocolos de actuación[6] y recomendaciones para que los países tuvieran herramientas para contrarrestar los efectos de esta crisis sanitaria y social, y mitigar el riesgo de colapso del sistema sanitario[7].

Pero al ser una enfermedad nueva, estas medidas estaban basadas en la poca información emitida desde China, y a medida que se experimentaba sobre el virus, se procedía a la actualización. Esta puede ser una arista del por qué tuvo una explosión mucho más rápida en aquello países donde afectó primeramente esta pandemia y el retardo en la implementación de medidas esenciales como el aislamiento social, el cierre de fronteras o la suspensión de actividades multitudinarias.

La mayoría de los países aplicaron los protocolos y medidas de actuación, en forma reactiva y no preventiva. La interconexión nacida con la globalización, jugó en contra, favoreciendo la dispersión de este virus por todo el mundo.

Esto, sumado a la falta de información sobre la COVID-19, produjo por un lado la paranoia entre la población y por el otro la duda entre los gobernantes, lo que desencadenó la tardía toma de decisiones en algunos países. La capacidad y aptitud de gobernabilidad de los líderes mundiales, se puso a prueba.

La medida recomendada y que llevó a la contención del virus, fue el aislamiento social preventivo. Se podría decir que es la más efectiva hasta que se descubra vacuna o tratamiento alguno. Tiene como objeto evitar tanto el contagio personal como el colapso de los sistemas sanitarios de cada país donde haya llegado la enfermedad. Casualmente los países que hoy están tratando de aplanar su curva de contagios, fueron los que más tardaron en aplicarla.

Los test masivos también fue una medida implementada, principalmente por países asiáticos, que dio sus frutos por la rapidez en la identificación de positivos. Pero que necesita un gobierno capaz de afrontar los gastos económicos de compra o producción de reactivos.

Estados Unidos sigue hoy sin un aislamiento obligatorio decretado por su Presidente, pero los gobernadores de ciertos estados han optado por aplicarlo. Tuvo que haber más de 4.000 infectados para que comiencen su cuarentena, luego de 2 meses de haberse registrado el primer caso.

En España esperaron 43 días y en Italia 39. En el primero ya se contabilizaban más de 6.000 positivos y casi 10.000 en el segundo.

En Argentina el virus llegó el 03 de marzo, casi dos meses después de que en Europa y EE.UU. Se implementó el aislamiento social preventivo y obligatorio 17 días después, con 158 casos en el país.

En comparación, podríamos decir que la respuesta fue rápida y las decisiones a nivel Estado estaban destinadas a priorizar la salud de la población.

Pero esta medida llevada a cabo, provocó la paralización del sistema productivo, lo que repercute directamente en la macroeconomía. Argentina se verá afectada externamente por la disminución de la actividad económica de los principales socios comerciales; la interrupción de las cadenas de valor mundiales y regionales, y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales[8].

Pero si su población se enferma, tampoco podrá generar ingresos. Entonces se deberá poner en marcha un plan de reactivación económica dirigido por el Estado, implementando una salida gradual del aislamiento social obligatorio.

La crisis por enfermedad, expone la fragilidad del sistema sanitario y económico a nivel mundial, pero revaloriza los derechos a la salud, a la seguridad y a la alimentación.

Es necesario tomar consciencia de que los nuevos desafíos que trae la globalización, no pueden resolverse unilateralmente ni hay organización omnipotente que tenga todas las respuestas.


[1] Jerico, pilar (2009) extraído de: https://www.pilarjerico.com/resilientes/ consultado el 05/03/2020

[2] Organización Mundial de la Salud. Extraído de:https://www.who.int/es/dg/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19—11-march-2020. Consultado el 05/03/2020

[3] Infosalus (2020).Breve historia pandemias globales. Extraído de: https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-breve-historia-pandemias-globales-hemos-luchado-contra-mayores-asesinos-20200322075937.html . Consultado el 07/04/2020

[4] World Meters. Extraído de:www.worldometers.info/coronavirus/?utm_campaign=homeAdvegas1?. Consultado el 07/04/2020

[5World Meters. Extraído de: https://www.worldometers.info/coronavirus/ consultado el 08/04/2020 a las 16:00hs.-

[6] World Meters. Extraído de: https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019 Consultado el 08/04/2020 a las 16:00hs.-

[7] OMS. Extraído de: https://www.who.int/es/news-room/detail/30-03-2020-who-releases-guidelines-to-help-countries-maintain-essential-health-services-during-the-covid-19-pandemic. Consultado el 07/04/2020

[8] Organización de las Naciones Unidas. Extraído de: https://www.un.org/es/coronavirus/articles/onu-apoya-america-latina-contra-propagacion-covid-19. Consultado el 08/04/2020

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