GUERRA RUSIA – UCRANIA: causas, fundamentos y objetivos de la Operación Militar Especial (parte 1)

Autor: Gonzalo Rubio Piñeiro. Especialista en Seguridad Internacional

Resumen

La Operación Militar Especial realizada por Rusia en Ucrania ha sido un tema de gran interés y preocupación en los últimos años. Este trabajo de investigación tiene como objetivo profundizar en las causas, fundamentos y objetivos detrás de esta operación, con un enfoque particular en la participación de Rusia. Al examinar el contexto histórico, los factores geopolíticos y las consideraciones estratégicas, este estudio busca esclarecer las motivaciones y objetivos que llevaron a la implementación de tal operación militar. Comprender las razones y los objetivos subyacentes de esta operación no solo contribuirá a nuestro conocimiento del conflicto actual en Ucrania, sino que también brindará información sobre la dinámica más amplia de las relaciones internacionales. Este documento proporcionará primero una descripción completa de las causas y fundamentos que llevaron al inicio de esta operación, seguido de un análisis de los objetivos perseguidos por Rusia. Los hallazgos de esta investigación buscaran explicar la naturaleza compleja de las intervenciones militares contemporáneas y sus implicaciones para la estabilidad regional y la seguridad global.

Introducción

Las causas, fundamentos y objetivos de la Operación Militar Especial de Rusia en Ucrania son complejos y multifacéticos, con varios factores que contribuyen a su inicio. En particular, las contradicciones no resueltas entre Rusia y Occidente en la esfera político-militar jugaron un papel importante en el desencadenamiento de esta operación.

La decisión de lanzar la Operación Militar Especial fue anunciada por Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022, basándose en razones acumuladas desde el colapso de la URSS. La expansión de los países de la OTAN en Ucrania y la proximidad de su infraestructura militar a las fronteras rusas fueron preocupaciones importantes para los líderes rusos, ya que crearon amenazas inaceptables para la seguridad rusa. Además, se consideró que las acciones de los políticos occidentales a lo largo de los años creaban amenazas fundamentales para Rusia. En general, las causas, fundamentos y objetivos de la Operación Militar Especial de Rusia en Ucrania reflejan una interacción compleja de consideraciones geopolíticas, militares y de seguridad.

Por otro lado, el colapso de la Unión Soviética dejó un vacío de poder en la región, con Rusia perdiendo su posición dominante e influencia sobre sus países vecinos. Esta pérdida de influencia, combinada con el deseo de mantener una zona de amortiguamiento entre la OTAN y sus fronteras, ha sido la fuerza impulsora detrás de las acciones de Rusia en Ucrania. Además, hay factores económicos en juego, ya que Ucrania es una ruta de tránsito importante para las exportaciones de gas ruso a Europa, y cualquier cambio potencial en el panorama geopolítico podría representar una amenaza para la seguridad energética de Rusia. Además, los lazos históricos, culturales y lingüísticos entre Rusia y Ucrania complican aún más la situación, ya que Rusia se percibe a sí misma como la protectora de los rusos étnicos y las poblaciones de habla rusa en Ucrania.

Los objetivos de la Operación Militar Especial, por lo tanto, abarcan una combinación de intereses geopolíticos, militares, de seguridad y económicos. Esta discusión destaca la complejidad y multidimensionalidad de la situación, debido a los diversos factores que han contribuido al inicio de la Operación Militar Especial de Rusia en Ucrania. A partir de la necesidad de profundizar las causas, fundamentos y objetivos surge la siguiente investigación, cuya finalidad es comprender completamente la dinámica y las implicaciones de este conflicto, así como el potencial de desarrollos futuros y su impacto en la seguridad regional y global.

Causas

Las causas de la Operación Militar Especial fueron analizadas a través de múltiples perspectivas, sin embargo, es imprescindible iniciar su estudio a partir una visión geoestratégica e histórica que tiene como punto de partida la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991 y posterior proceso de desintegración de las estructuras políticas federales y el gobierno central de la misma. La caída del Muro de Berlín y la disolución del Pacto de Varsovia es otro hito fundamental que aglutinó parte de estados postsoviéticos en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSCS) con países de Asia Central, otros tomaron distancia de Rusia y algunas se unieron a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuestión que favoreció la influencia de Estados Unidos a ex zonas soviéticas como República Checa, Polonia, la ex Yugoslavia (Croacia, Eslovenia, Montenegro, Macedonia del Norte), entre otros.

Este marco propició una serie de pactos, que en sus inicios eran secretos o inexistentes, en los cuales occidente se comprometía a no extender la OTAN hacia Rusia, sin embargo, se empiezan a romper de forma continuada debido a que se sigue considerando a Rusia como un enemigo estratégico. El desarrollo de esta estrategia permite visualizar que los objetivos de la OTAN plasmados en la aproximación, cerco y presión tienden también a evitar el desarrollo de Rusia como poder geopolítico alternativo.

A finales de los 90, a pesar de que fue una década adversa para Rusia con un hundimiento político, social y económico, sumado al sometimiento a las grandes élites multinacionales que son las mismas que influyen en Europa y en Estados Unidos, se redactan una serie de informes en el Reino Unido y en Estados Unidos por parte de grupos neoconservadores con una gran influencia sobre el gobierno estadounidense donde se analiza el futuro del siglo XXI y la manera de mantener la hegemonía del país norteamericano. En estos informes se detectan dos obstáculos para el mantenimiento de la supremacía que son Rusia y China.

En el caso de China surge como consecuencia de su apertura al mercado con una inserción amplia y creciente en las multinacionales occidentales y también con una presencia cada vez más importante de sus propias multinacionales, cuestión que hace imperioso desarrollar estrategias para empezar a controlar estos dos países de manera fehaciente.

Entonces se plantearon distintas alternativas, una es atacar directamente a Rusia y China con la finalidad de neutralizarlos de forma directa aprovechando la situación hegemónica de occidente, sin embargo, optaron por una segunda estrategia más efectiva y menos riesgosa que es la de atacar a los países musulmanes avanzados. El razonamiento plantea que tanto Rusia como china tienen grandes regiones con un peso musulmán muy importante y la cercanía del conflicto de Chechenia como referencia proyecta que desestabilizando a países como Afganistán, Irak, Irán, Siria, Líbano y Libia se puede desestabilizar y controlar tanto a Moscú como a Beijing. A partir de ese momento, se sucedieron ataques a estos países cuyo proceso terminó en el año 2015 con la intervención de Rusia en Siria. Paralelamente, Rusia y China fueron desarrollando sus propias estrategias.

El intento de desestabilizar por medio de los países islámicos tiene cara y contracara de la misma moneda, por un lado, la creación de grupos terroristas y por otro lado las invasiones que han destruido Irak, Afganistán, Libia y Siria.  Repetidamente se ha reconocido el apoyo de Estados Unidos a Al-Qaeda y los Talibanes que emergieron durante la invasión soviética en Afganistán para luchar en su contra. La «Operación Ciclón» de la CIA busco con el suministro de armas, dinero y entrenamiento que Rusia se vea tan perjudicada como EEUU en Vietnam. Algo similar sucedió con el Estado Islámico y con el Isis, independientemente de la falta de datos concretos existen denuncias de que Estados Unidos financia sus operaciones. Las monarquías del golfo Pérsico y en ocasiones Turquía ha contribuido a financiar, alimentar y dar soporte logístico a estas organizaciones terroristas, sin embargo, a medida que estos países se fueron desligando de las estrategias occidentales el apoyo se ha vuelto más difícil.

Vladimir Putin llega al poder -apoyado por los Servicios de Inteligencia, parte del Ejército y algunas facciones sindicales- con el claro objetivo de apartar a las corporaciones privadas del poder y pone en marcha lo que casi fue una Guerra Civil entre sectores de inteligencia, militares y las oligarquías. Como consecuencia de este enfrentamiento no solo los oligarcas se fueron debilitando paulatinamente, sino también, Rusia gano enemigos en la oligarquía financiera occidentales de Wall Street y de la City londinense. Esta estratagema sumada a la neutralización de la invasión de Siria anuló la estrategia occidental y justificó que Rusia se asentara como enemigo estratégico y que recibiera un caudal de sanciones económicas.

Las consideraciones de los informes de los Think Tank se van confirmando, Moscú surge como un poder emergente y con una estrategia anti corporativa en contra de las corporaciones occidentales y rusas dentro de su propio país y que empieza a desarrollar en el ámbito internacional también de forma cada vez más coordinada con china una estrategia anti corporativa de carácter anti hegemónico. Por lo tanto, el choque entre la OTAN -representada por Ucrania- y Rusia era más que previsible y lo que ha sucedido en el año 2022 es un estallido dentro de ese contexto.

Con una visión más táctica y ya centrándonos en Ucrania, en los años 90, la situación en algunos aspectos era similar a la que se vivía en Rusia, principalmente por ser un país controlado por oligarcas corruptos. Además, su pueblo se encontraba dividido en prooccidentales y prorrusos que se van turnando en el poder, sin embargo, esa alternancia termina el año 2014 cuando desde la Unión Europea y desde Estados Unidos se da un golpe de estado contra un gobierno corrupto pero que había sido elegido democráticamente. El golpe de estado tuvo como objetivo de asegurar que en Ucrania se instale un gobierno antirruso y que se convierta en un ariete contra Rusia dentro de esa estrategia de cerco que va avanzando rápidamente.

Para lograr la operatividad de la estrategia se utiliza a los sectores neonazis que nunca han tenido una gran importancia electoral en Ucrania, pero sí una importancia numérica como grupo de presión. Estos sectores que tienen origen en la en la Segunda Guerra Mundial se calculaba que para el año 2014 eran aproximadamente 80.000 operativos y que en su gran mayoría formaban parte de los cuadros activos del ejército. Con tendencias criminales suelen ser –tontos útiles- utilizados por su forma irracionalmente ideologizada en este caso liderado actualmente por quien incomoda a Israel, Volodymyr Zelenskyy. Estas políticas antirrusas anteriores al 2014 pero que se acentuaron luego de la anexión de Crimea principalmente en el Dombás también incidieron para el estallido de 2022.      

Un tema que se ha debatido arduamente es libre adhesión de Ucrania a la OTAN sobre todo al comienzo de la guerra y de ahí que aparece el dilema de seguridad para Moscú. Una cosa es que Ucrania pueda solicitar la admisión y otra cosa es que la admitan. Ucrania tiene el derecho de solicitar, pero entre estados nucleares este hecho con un país de frontera es una provocación evidentemente estratégica, con el riesgo que significa para la humanidad. Estos acercamientos hasta la frontera de Rusia además afecten al ordenamiento interno y a las decisiones del país que se percibe inseguro.

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