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EL MERCOSUR: crónica de una muerte anunciada

Autor: Santiago Juan Geymonat. Magister en Asuntos Marítimos.

Desde el fin de la guerra fría hasta estos días, la economía mundial ha demostrado una notable propensión hacia la globalización, situación que en muchas latitudes ha generado un sólido apoyo a las Desde el fin de la guerra fría hasta estos días, la economía mundial ha demostrado una notable propensión hacia la globalización, situación que en muchas latitudes ha generado un sólido apoyo a las “regionalizaciones”. En nuestra región el Mercosur fue la respuesta ante ese movimiento, con muy entusiastas resultados en sus albores, pero conforme pasó el tiempo, la situación ha ido cambiando notablemente, evidenciando graves dificultades para abordar los nuevos desafíos.

Creo que en la actualidad todos, en mayor o menor medida, conocemos el concepto del famoso Mercado Común del Sur, o simplemente “Mercosur”, ahora bien, a lo largo del presente artículo iremos desarrollando brevemente los motivos que favorecieron su nacimiento, así como también los objetivos planteados en ese inicio y cómo los mismos fueron evolucionado a lo largo del tiempo, permitiéndonos analizar en detenimiento el estadio actual.

¿Qué fue lo que originó el Mercosur? Bueno, en realidad podremos obtener un sinfín de respuestas para este interrogante, dependiendo de la postura del autor, pero a los fines prácticos en mis clases suelo hacer hincapié en las situaciones genéricas que se suscitaban a nivel mundial durante la década de los ´80s. Seguramente todos recordarán el período de la “Guerra Fría”, momento en que la humanidad se dividía en 2 grandes “mundos”: el mundo capitalista (sustentado en una escuela de pensamiento económicos liberales) y el comunista (basada en escuelas de pensamientos que avalaban la centralización y planificación del poder en manos del Estado). Lucha sin cuartel ni armamento que se trasladó a,

prácticamente, la totalidad de los sectores, dando lugar a la carrera hacia el espacio, el desarrollo nuclear, investigación y espionaje. La caída del muro de Berlín en el año 1989, generó un notable cimbronazo a ese mundo segregado, favoreciendo el auge de una corriente capitalista sustentada principalmente por los Estados Unidos de América comandada, a su vez, por las políticas económicas de Ronald Reagan en consonancia con la Escuela de Chicago, proponiendo una reducción de la intervención estatal, el libre comercio y la globalización, con los premios Nobel Milton Friedman y George Stigler como estandartes. (Iñaki Domínguez, 2022)

A partir de allí se puso de moda el concepto de “globalización”, término que muchos autores identifican con orígenes en la edad media, sin embargo, podemos consensuar que tuvo su esplendor durante los ´90s con la masificación en los intercambios comerciales entre países. A partir de allí la tendencia mundial fue subirse a una “ola liberal” intentando evitar quedar excluidos del comercio internacional, abrazando políticas comerciales tendientes a reducir las barreras arancelarias.

Claro que una aplicación parcial, no homogénea, de estas medidas no haría más que generar desiguales reglas de juego, ante lo cual la Organización Mundial del Comercio (OMC) pasó a tener un rol preponderante. Recordemos que el surgimiento de este organismo tuvo lugar a partir del año 1995, luego de varios años de intentos fallidos de crear una institución per sé (Organización Mundial del Comercio (OMC), 2025). Los diversos acuerdos y normas que fueron surgiendo instauraron una tendencia hacia la integración de los países, tendencia que devino en agrupación de países, generalmente “vecinos”, desarrollando un escenario fértil para el intercambio mutuo, acompañado de ciertas restricciones o “diferencias” ante terceros.

Figura 1-Bloques regionales

Universidad de La Punta, 2025

Vale destacar en este punto que hubo opiniones encontradas entre los diferentes economistas de las épocas, existiendo quienes consideraban que el surgimiento de “bloques” económicos, como por ejemplo la Unión Europea (en pleno auge en la fecha – origen 1993), consistía en una pseudo amenaza a la liberación comercial propuesta por los capitalistas. Sin embargo, reconocidos autores del área, como Paul Samuelson (también premio Nobel) o Jaddish Bhagwati, plantearon que tranquilamente podrían coexistir la gestación de bloques con un sistema mundial de liberación económica.

Así fue como se dio el surgimiento de diversas “integraciones económicas” concepto que podríamos definir como un “proceso mediante el cual dos o más países se unen para formar un solo mercado más conveniente y con compromisos asumidos que dependerán del grado de estadio”.

Cuando se analizan las razones, varios pueden ser los motivos por los que los países adopten esas decisiones de “unirse” comercialmente a otros:

• Factores aduaneros: permitirá experimentar un mercado de mayores dimensiones, basado ello en una eliminación progresiva de los aranceles asegurando una circulación irrestricta de productos

• Factores jurídicos-económicos: Asegurará una mayor libertad en la movilidad de los factores productivos
• Factores institucionales: considero yo que este se trata del más destacado de ellos, dado que al participar en negociaciones internacionales o tener representación ante organismos multilaterales contar con el aval de una “unión de países” resulta tener un mayor “peso” en comparación de una única nación

Como citara anteriormente, el compromiso asumido entre las partes integrantes del nuevo mercado determinará el nivel o llamado “estadios” de la integración, a saber:

Acuerdo Preferencial: como su nombre lo indica, la relación entre partes se sustentará exclusivamente en lo pautado en el instrumento, el cual usualmente establece una serie de “preferencias aduaneras” sobre determinados productos.
Zona de Libre Comercio: se caracteriza por la coordinación de políticas en las que los miembros suprimen aranceles de los productos entre ellos, pero mantienen la autonomía de la política comercial ante terceros.
Unión Aduanera: este caso es similar al anterior, solo que sí estipula se adopten políticas comerciales comunes ante terceros (arancel externo común)
Mercado Común: en este estadio se contemplan las mismas particularidades de la unión aduanera, solo que se agregan las libertades de circulación para los factores productivos, dentro de los cuales se incluyen a las personas.
Unión Económica: este consiste en el máximo grado de integración en el que se armonizan políticas monetarias, hasta incluso se puede acordar el uso de una moneda única (como el caso del euro, estableciendo así un nuevo estadio conocido como la “unión monetaria” – Eurozona dentro de la Unión Europea)

Mercosur

Así, en este contexto, es que, el 7 de marzo del año 1991, gracias a la firma del Tratado de Asunción surgió el “Mercado Común del Sur (Mercosur)” bloque económico conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Además de ello, en el año 2012 se incorporó a Venezuela que, posteriormente, en el año 2016 fuese suspendido hasta la fecha por ruptura del orden democrático; en tanto que Bolivia solicitó formalmente la incorporación al bloque durante el año 2012, accediendo en el año 2023. Asimismo, existen otros países que se encuentran en calidad de asociados que son Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá, Guayana y Surinam (Mercosur, 2025).

Pero… ¿qué establece el Mercosur? Retomando lo anteriormente explicado, al consistir originariamente en un “Mercado Común” se entiende que el bloque debe de contener normas que aseguren un área sin aranceles entre las partes, un arancel externo común (AEC) y una libre circulación de los factores productivos (dentro de los que se incluyen los ciudadanos). Situación que dista bastante de la actualidad, hoy en día en el Mercosur continúan existiendo un gran número de productos gravados entre sus miembros, se cuenta con un arancel externo común basado en el nomenclador común del Mercosur (NCM) pero el mismo NO cuenta con una implantación completa y en víctima de constante proceso de revisión. Es por ello que se reconoce normalmente al Mercosur como una integración que nunca llegó a adoptar el estadio de “mercado común” que se proyectó.

Efectos generados

El reconocido economista canadiense Jacob Viner (fundador de la Escuela de Chicago y profesor del mencionado Friedman, entre otros) analizó las integraciones económicas y determinó que se su auge podría generar dos efectos bien marcados el de “creación de comercio” y, por otro lado, el del “desvío del comercio”. El primero de los casos, marcaba que se daba cuando un país reemplazaba una producción ineficiente que tenía dentro de su territorio por un producto de iguales condiciones que, favorecido por la integración, podía conseguirse a precios más bajos con origen dentro de la región. En tanto que el segundo de los efectos se generaba cuando se desplazaba un producto que resultaba eficiente pero que provenía de un país que, luego de materializarse la integración, queda alcanzado por los AEC, situación ante la cual se deja de consumir para pasar a reemplazarse por otros productos de la intrazona (División de Desarrollo Productivo y Empresarial – Naciones Unidas, 1993).

El efecto “creador” del comercio es el que claramente sustenta la tendencia que las estadísticas evidencian en la preponderancia del destino INTRAZONA de las exportaciones argentinas a lo largo del tiempo. En la Figura 2 se observa la marcada participación del bloque como destino de las exportaciones, haciendo valer los beneficios arancelarios de pertenecer al bloque por parte de los Estados miembros.

Figura 2-Participación del Mercosur en exportaciones argentinas

COMITÉ TÉCNICO N° 6 “Estadísticas del Comercio Exterior del
MERCOSUR», 2021

Dicho efecto no solo se observó en el análisis de las exportaciones, sino que, al observar las importaciones, también tiene una participación notable aquellos países parte del Mercosur, dado que entre el 25% o 30% de la producción nacional tiene como destino un país del bloque, aprovechando los beneficios citados “up supra”.

COMITÉ TÉCNICO N° 6 “Estadísticas del Comercio Exterior del MERCOSUR», 2021

No es intención detenerme en demasía en el análisis de estos indicadores, pero a simple vista puede reconocerse que la existencia de condiciones más favorables entre países partes del Mercosur a la hora del intercambio comercial, genera un campo más que fértil para que se estrechen las relaciones entre las partes, representando en la balanza comercial una incidencia promedio del 25% en los últimos 10 años.

Ahora bien, esto bastaría para ilustrar el efecto “creador” de comercio, no obstante, tengamos en mente el restante efecto, dado que el “desvío” puede observarse sutilmente al comprender que esas operaciones comerciales no siempre se dan con el operador más eficiente a nivel mundial, sustentado en los aranceles impuestos a terceros que los desalientan.

Principales contrariedades

Por su parte, el hecho de mantener los compromisos asumidos dentro del bloque también obliga a las partes a verse imposibilitados a celebrar otros convenios o acuerdos arancelarios con terceros, dado que, conforme lo establecen las normas, cualquier negociación deberá ser acordada por todas las partes involucradas, es decir, en este caso, todos los integrantes del Mercosur deberán acordar la firma de un convenio entre el bloque y otra nación, o bien otro grupo de países.

Desde mi óptica, esta “pérdida de autonomía” por parte de los gobiernos, indudablemente pasa a ser una de las principales desventajas de las integraciones, la misma se suma a la dificultad en la conciliación de políticas homogéneas entre las partes, la dependencia de determinados mercados, el encarecimiento de los productos provenientes de la extrazona, así como también la acentuación de las disparidades económicas entre las partes, situación sobre la que haremos particular hincapié a continuación.

Se estima que el Mercosur como bloque tiene un PBI de alrededor de 4.580.000.000.000 de dólares, lo que llega a representar el 82,3% del total del continente sudamericano. En cuanto a territorio, representa casi 13 millones de kilómetros cuadrados y alberga a más de 275 millones de habitantes, de manera tal que siete de cada diez habitante de Sudamérica lo son también del Mercosur.

Estos datos evidencian la importancia que presupone el bloque a nivel mundial, pero si ahondamos la investigación podemos comprender que Brasil representa, prácticamente, la mitad del PBI del bloque, siendo el último dato oficial de 2.476.652.100.000 de dólares, considerada como la novena economía mundial. Por su parte, la República Argentina registró durante el último año un PBI cercano a los 680.000.000.000 de dólares, lo que representa una cifra cercana al 15% del Mercosur. Así, entre Brasil y Argentina representan el 70% del PBI total del bloque, lo que en pocas palabras determina lo importante que resultan sus economías en comparación con las restantes (Grupo Banco Mundial, 2025).

Y es luego de este análisis donde surge la gran pregunta… ¿nos conviene ser parte del Mercosur? Yo tengo mi respuesta elaborada hace varios años, pero no quiero con ello adelantarme, sin antes justificar mi visión.

Partamos de la base que no resulta casual que los primeros antecedentes del Mercosur daten del año 1985, donde mediante la firma de la Declaración de Foz de Iguazú los entonces presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney comenzaron a sentar los primeros cimientos de la integración económica en la región. Vale destacar que durante este período de tiempo existía una situación tensa entre ambas naciones, principalmente en base a disputas económicas, las constantes devaluaciones que experimentaba la Argentina, generaban graves dificultades para la industria brasilera, asimismo, los gobiernos militares previos a la vuelta a la democracia generaron durante ese período desencuentros políticos con el vecino país. Tal vez, esta integración representaba un bálsamo para ello (Eduardo Anguita; Daniel Cecchini, 2021).

Más allá de los antecedentes citados, la posterior incorporación de Uruguay en el año 1988 y la final incorporación de Paraguay durante la firma del Tratado en 1991, dio forma a la estructura primordial del bloque.

En esos momentos, la estructura económica de las restantes naciones que se incorporaron al acuerdo madre, representaba unos índices de PBI muy inferiores a los dos analizados, en el caso de Uruguay ronda el orden de los 11.000.000.000.000 de dólares, en tanto que Paraguay 7.000.000.000 de dólares.

Considero ese el principal inconveniente que tuvo el bloque y, curiosamente, se dio en sus orígenes. Incorporar economías tan disímiles representa un gran desafío para sus integrantes, dado el marcado desfasaje que existe entre los indicadores de sus macroeconomías, además de otras cuestiones como las de intentar amalgamar políticas económicas, comerciales, fiscales que sean de uso común.

Lo económico se sumó a lo largo del período de duración del Mercosur a dificultades relacionadas a las corrientes políticas de los gobernantes de cada uno de los miembros del bloque, que en sendos períodos siempre evidenciaron problemas para “sentarse a coordinar” planes en común.

Los vaivenes políticos no son una novedad en la región, los 34 años del Mercosur han sido testigos fieles de ello y, obviamente, el “status quo” del bloque una consecuencia de ello.

Durante la LXV Cumbre del Mercosur, que tuvo lugar a finales del año próximo pasado, el presidente de nuestro país, enfatizó esta cuestión en su discurso reconociendo que el bloque se había originado con el fin de estrechar los lazos comerciales, pero con el paso del tiempo se convirtió en una suerte de “prisión”. (Presidencia de la Nación, 2024).

La justificación de esa frase fue basada en que la incidencia propia del bloque para con el comercio mundial ha bajado del 1,8% al 1,6%, sustentado en la implementación del AEC que no solo encareció la importación de bienes importados, sino que volvió a las industrias propias más caras y, por ende, menos eficientes.

Finalmente, en la cumbre se retomó el concepto de “pérdida de autonomía” por parte de los miembros obligándonos entre las partes a negociar en conjunto acuerdo con externos, permitiéndonos en estos años únicamente contar con acuerdos con Egipto e Israel, tiempo en el cual, otros países del continente aprovecharon para generar vínculos estrechos con socios económicos del primer mundo.

El futuro del bloque

En lo personal tengo una postura que mantengo hace varios años, el Mercosur es una manifestación de voluntades que se generó a principio de los ´90s y que nunca pudo llegar a explotarse en la magnitud que se ideó. Claro que, a lo largo de los más de 30 años, el mundo ha ido mutando de diversas maneras, han existido un sinfín de guerras comerciales entre las potencias mundiales, hemos sido testigo de crisis económicas graves como la de 2009 o incluso hemos superado una pandemia sin precedentes en el mundo moderno. Pero el Mercosur nunca supo adaptarse a ello, siempre a mantenido su estructura cerrada en los ideales de 1991, lo que básicamente le impidió esa adaptación.

Sumado a ello, los diferentes ideales políticos de los miembros han impedido que se cree un ambiente ameno para mejorar e innovar las negociaciones, sino que, todo lo contrario. Creo que la situación de Venezuela fue a las claras el ejemplo más crudo de la falta de coordinación entre los miembros, o bien podría agregar la extensa espera en la aceptación e inclusión de Bolivia como miembro pleno del bloque.

Esa falta de adaptación a los cambios y las dificultades en las coordinaciones de políticas entre los gobiernos de turno han permitido que el bloque se vuela vetusto en el tiempo y hoy se demuestre al mundo como un acuerdo obsoleto, de “limitaciones” al comercio mundial, muy al contrario del propósito con el que fue consolidado.

Por todo ello considero que el bloque tiene sus horas contadas, los titulares de sus países deberían consensuar una salida del mismo en un proceso paulatino que impida perder los avances que se generaron, pero que, a su vez, les devuelva a los miembros la “autonomía” para negociar libremente acuerdos comerciales con otros países evitando la burocracia propia que impuso el Mercosur.

Bibliografía:

  • COMITÉ TÉCNICO N° 6 “Estadísticas del Comercio Exterior del MERCOSUR».
  • (2021). Informe Técnico de Comercio Exterior.
  • División de Desarrollo Productivo y Empresarial – Naciones Unidas. (Septiembre de 1993). Industrialización y Desarrollo Tecnológico. Obtenido de https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/8ccd6179- 8c79-4f39-a748-fb3684c8692f/content
  • Eduardo Anguita; Daniel Cecchini. (30 de Marzo de 2021). El día que Raúl Alfonsín y José Sarney intentaron romper la rivalidad entre Argentina y Brasil y plantaron la semilla del Mercosur. Infobae.
  • Grupo Banco Mundial. (2025). Datos PBI. Obtenido de https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.CD
  • Iñaki Domínguez. (2022). La (imborrable) huella de la Escuela de Chicago. Ethic. Obtenido de https://ethic.es/2022/04/la-imborrable-huella-de- la-escuela-de-chicago/
  • Mercosur. (2025). Mercosur. Obtenido de https://www.mercosur.int/
  • Organización Mundial del Comercio (OMC). (2025). Organización Mundial del Comercio (OMC). Obtenido de https://www.wto.org/indexsp.htm
  • Presidencia de la Nación. (06 de Diciembre de 2024). Presidente Milei: “El Mercosur nació con la idea de profundizar nuestros lazos comerciales y terminó convirtiéndose en una prisión”.
  • Universidad de La Punta. (2025). Mundialización y regionalismos: Los bloques regionales. San Luis.

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