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Políticas de Defensa, el desafío de la integración Sudamericana

Una vez finalizada la Guerra Fría (1947/1991) se inició en América del Sur un período de posguerra caracterizado por:

  1. la incertidumbre política, económica y social;
  2. confusión ante la modificación del escenario mundial;
  3. desconocimiento total sobre cómo se desarrollarían los conflictos y sus características.

El mencionado fenómeno sociopolítico pausó el pensamiento estratégico, ya no era capitalismo y comunismo; los conflictos, la violencia, los ideales, los medios tecnológicos y las Naciones han ido evolucionando. Esta situación ha favorecido la mutación del crimen y sus actividades, demostrando capacidad de generar estructuras que combaten contra las Instituciones de los Estados Sudamericanos. El Estado es definido por la Real Academia Española como “conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano”, pero también esta misma Institución brinda otra definición al sostener que “en el régimen federal, es la porción de territorio cuyos habitantes se rigen por leyes propias, aunque estén sometidos en ciertos asuntos a las decisiones de un gobierno común[1]. De ambas se desprende que el Estado está compuesto por determinados elementos, tales como Soberanía, Territorio, Población y Gobierno. Oscar Oszlak[2], Coordinador del Programa Especial de Investigación sobre “Estado y Políticas Públicas” de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires, asigna el concepto de “Estatidad” a la formación progresiva y adopción de características por parte de la sociedad que permiten la construcción del mismo, atributos que éste va adquiriendo hasta convertirse en un Estado Pleno, es decir con capacidad para: ser reconocido por otros Estados, crear Instituciones, formar una identidad propia que sea adoptada por los habitantes.

Es importante la comprensión de la composición y atributos del Estado, porque ahí es donde apuntan las organizaciones del Crimen Organizado Transnacional, procuran asegurar el desenvolvimiento de sus actividades sin sobresaltos ni oposiciones, de manera que el circuito ilegal de mercaderías y dinero se encuentre asegurado y los sujetos impunes, y ello es posible en donde los Gobiernos no aplican su autoridad, donde las Instituciones no logran cumplir las funciones y roles para las que fueron creadas. Actualmente la debilidad estructural de los Estados se enfrenta contra el poderío global de las organizaciones criminales, cuyas actividades han crecido y son factor determinante en el aumento del delito común. El espacio geográfico de los Estados débiles y carentes de cultura, es el asiento óptimo para el crimen organizado si estos no reaccionan de forma urgente.

Kalevi Holsti, Profesor Emérito de la Universidad de la Columbia Británica, distingue dos tipos de Estado, los fuertes (se hace política y el destino está resuelto) y los débiles (se hace ideología, hay violencia latente, personalización del poder, anomia, corrupción, ausencia de consensos). Sostiene con acierto que “la raíz de las guerras contemporáneas se localiza en la debilidad de los Estados” y que el comienzo de la resolución de dicho problema está en la recuperación institucional[3].

¿LA INTEGRACION REGIONAL ES EL CAMINO?

Tiempo atrás, allá por el Siglo XIX,  el Libertador Simón Bolívar dejaría una expresión que, cual haz de luz, ilumina el sendero de la integración:

La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres sino inexorable decreto del destino[4].

La integración regional es el planteamiento de un esquema comunitario, basado en la proximidad geográfica y pretendiendo que la interrelación entre los países miembros se sostenga en el tiempo. América del Sur tiene la ventaja de contar con una cultura común, lo cual resulta ser un factor más que importante para una integración política con razón de ser en cuestiones estratégicas. Para dirigir políticamente el potencial de defensa y orientar la Seguridad Estratégica, es necesario fijar los riesgos estratégicos presentes y amenazas eventuales; se debe determinar claramente la naturaleza de la agresión, conocer al enemigo al cual nos enfrentamos y a cada uno de sus aliados, impidiendo de ese modo vernos sorprendidos por actores nuevos o desconocidos.

En el siglo XXI se realizaron intentos para consolidar la integración regional, tal es así que en el año 2008 se declara la creación de la UNASUR[5] (Unión de Naciones Suramericanas), organismo que tiene como objetivo la construcción de una identidad sudamericana y el desarrollo de un espacio integrado. En su origen estaba integrada por once países pero en la actualidad sólo cinco continúan su membresía (Bolivia, Guyana, Surinam, Venezuela y Perú). Para la implementación de políticas se han conformado Consejos Temáticos, por ejemplo el Consejo de Defensa Suramericano y el Consejo Suramericano en materia de Seguridad Ciudadana, Justicia y Coordinación de Acciones contra la Delincuencia Organizada Transnacional.

Otro caso que representa un intento por trabajar en la integración regional sudamericana es la creación del PROSUR[6] (Foro para el Progreso de América del Sur) en el año 2019, espacio que apunta al crecimiento de los países y fortalecimiento de las relaciones entre los países miembros (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú). La apuesta de este organismo es atacar diferentes ámbitos tales como:

  1. Infraestructura (transporte, recursos hídricos, telecomunicaciones);
  2. Energía (cambio climático, eficiencia energética);
  3. Salud (transformación digital, envejecimiento activo y saludable);
  4. Defensa (cooperación en ciberdefensa, industrias de defensa);
  5. Seguridad (combate a la delincuencia organizada transnacional, asistencia a víctimas, prevención de delitos y violencia de género);
  6. Gestión de Riesgos de Desastres (asistencia mutua, desarrollo e investigación, infraestructura resiliente, reducción de riesgo en frontera).

A pesar de los esfuerzos y la voluntad manifiesta de los gobiernos, lo cierto es que actualmente no se cuenta con una Política de Defensa y Seguridad Integrada, lo que impide enfrentar satisfactoriamente los desafíos estratégicos actuales.

Por último, a los efectos de sentar las bases que permitan un proceso de integración regional serio en esta materia, un buen comienzo es revisar y actualizar tanto la Conceptualización como el Sistema de Defensa y Seguridad Sudamericano, seguido por la elaboración de un Planeamiento Estratégico Común materializado en la firma de un Tratado de cooperación en todo lo que contribuya a la adopción de medidas para combatir las amenazas estratégicas a los Estados, al conocimiento e investigaciones, siendo este punto la base de la necesaria recuperación institucional y funcional de las Naciones.


[1] RAE. Web de la Real Academia Española [en línea]. [consulta: 19 de febrero de 2021]. Disponible en: https://dle.rae.es/estado

[2] OSZLAK, Oscar. “Reflexiones sobre la Formación del Estado y la Construcción de la Sociedad Argentina”. Argentina. 1982. Disponible en:

[3] HOLSTI, Kalevi. “The State, War and the State of War”. Cambridge. Cambridge University Press. 1996

[4] OEA. Web de la OEA [en línea]. Discurso del Secretario General Adjunto para conmemorar el nacimiento del Libertador Simón Bolívar. 2018. [consulta: 19 de febrero de 2021]. Disponible en: https://www.oas.org/es/acerca/discurso_secretario_general_adjunto.asp?sCodigo=18-0071

[5] PARLAMENTO DEL MERCOSUR. Web del Parlamento del Mercosur [en línea]. [consulta: 19 de febrero de 2021]. Disponible en: https://parlamentomercosur.org/innovaportal/v/4503/1/parlasur/unasur.html

[6] PROSUR. Web del Foro para el Progreso de América del Sur [en línea]. [consulta: 19 de febrero de 2021]. Disponible en: https://foroprosur.org/

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