Introducción a la protección de líderes
*Por Walter Juan Ramos
A través de la historia, la seguridad personal de estadistas, funcionarios gubernamentales, políticos y empresarios fue considerada como una tarea de vigilancia en un sentido general, sin la debida precisión en su alcance, objetivos y metodologías. Era desarrollada en la mayoría de los casos por individuos de grandes proporciones físicas, que poseían conocimientos de lucha cuerpo a cuerpo, artes marciales, etc, y desde hace aproximadamente cien años, experiencia en el manejo de armas de fuego y técnicas de tiro. En realidad, la confiabilidad de quienes deben desarrollar esta actividad y la adquisición de apropiados conocimientos teórico-práctico, son aún más importante, que cualquier otra aptitud física y/o habilidad natural que posean.
En la actualidad, los países democráticos y desarrollados, entienden la debida importancia de proteger a sus líderes, legislando leyes relacionadas con la competencia de las agencias gubernamentales encargadas de realizar esta tarea y dejando en manos de profesionales la implementación de políticas de Estado tendientes a proteger eficientemente a miembros del poder ejecutivo, legislativo, judicial y/o cuerpo diplomático.
Cabe aclarar que por supuesto, existen diferencias entre los distintos países en cuanto al ámbito de dependencia de los organismos de seguridad, en lo referente a la organización de los mismos y la implementación de determinadas metodologías de acción, por ejemplo en los Estados Unidos es el Secret Service la organización estatal encargada de brindar seguridad a hombres de Estado y demás funcionarios gubernamentales, en Inglaterra el Special Branch de Scotland Yard y en Israel, el Servicio de Seguridad General, cuyas siglas en hebreo lo denominan Shabak.
Como muestra ilustrativa de las diferencias metodológicas en cada país, podríamos citar como ejemplo el hecho de que los británicos acostumbran a blindar los vehículos de la custodia, dado que su concepción indica que para atacar a la persona protegida hay que neutralizar al personal de custodia. Esta filosofía podría ser correcta desde el punto de vista del sentido común, pero no lo es desde el punto de vista profesional, ya que blindar el automóvil de la custodia reduce notablemente la capacidad de los custodios de interpretar y actuar de acuerdo a lo que suceda en el exterior del vehículo.
A pesar de las diferencias propias de cada nación, podemos advertir que sin embargo, en todos los casos, los organismos de seguridad operan bajo la orden directa del Jefe de Estado, que si bien delega la dirección de estas agencias en un funcionario del mas alto nivel profesional, permanentemente participa en las decisiones fundamentales e impone su autoridad en todos los temas.
Ahora bien, de acuerdo a las diferentes concepciones teóricas en relación a la seguridad personal de líderes y funcionarios estatales, podemos consignar cuatro metodologías de acción, que a continuación describimos brevemente:
MÉTODO TOTALITARIO
En los regímenes totalitarios la seguridad está basada en un principio general, de seguridad total, que actúa arrasando con el área de acción, sin otorgarle importancia a la población civil. Esto es extremadamente seguro pero no aplicable en países democráticos ya que anula las libertades individuales.
MÉTODO MILITAR
Cuando las Fuerzas Armadas entran en acción, el fin de la victoria militar justifica los medios. Por ejemplo el cierre de zonas enteras, detención de todos los vehículos y la revisión completa de personas y objetos. Además, un soldado en el terreno solo cumple con las órdenes impartidas sin poseer la capacidad de adaptar sus conocimientos a situaciones extraordinarias, por lo tanto su responsabilidad sobre los hechos se agota en el cumplimiento de dichas órdenes. Esta metodología tampoco es aplicable en sistemas republicanos ya que inmediatamente desaparecen los derechos del ciudadano en pos de lograr el objetivo militar planteado.
MÉTODO POLICIAL
El objetivo principal de las fuerzas policiales es la protección y seguridad de los ciudadanos y parten de la hipótesis de que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Esta responsabilidad implica detener todo delito, toda violación a la ley.
En caso de que surja la necesidad de enfrentar un delincuente que ataca a la persona protegida, los miembros de la institución policial encargados de repeler dicha agresión poseen limitaciones jurídicas, teóricas y operativas que los condiciona notablemente en su tarea de brindar seguridad a Jefes de Estado y funcionarios gubernamentales.
MÉTODO CIVIL
Este principio está basado en un trabajo preventivo, de extrema protección del objetivo, rescate de la zona de peligro, y solo si están dadas todas las condiciones operativas, se combate contra el agresor. Según esta concepción se debe implementar toda aquella metodología de acción que sirva a los fines de prevenir el ataque (prevención y no represión). En efecto, se deben realizar tareas de inteligencia que permitan conocer y entender todos los aspectos de los potenciales enemigos, a través de la recolección de información sobre ellos, y el correcto, y preciso análisis de sus intenciones y capacidades.
A partir de las conclusiones del análisis de inteligencia sobre los posibles agresores, se deben diseñar distintos medios de prevención y neutralización de los potenciales atacantes, a través de la planificación de planes de acción tendientes a anticipar posibles amenazas, rescate de personalidades en zonas de peligro y finalmente, y como último recurso, el enfrentamiento directo con el enemigo. No a la inversa.
En esta metodología el análisis esta puesto en la tarea de inteligencia y en la concentración de esfuerzos tendientes a la localización de los puntos débiles críticos en cada situación de protección en particular, de acuerdo a múltiples factores, como los potenciales adversarios, condiciones del terreno, capacidad operativa, las leyes vigentes, etc.
Como se ha podido observar, en este método la tarea de inteligencia y la posterior planificación basada en la evaluación de inteligencia adquieren una importancia central, a efectos de neutralizar cualquier atentado.
En resumen, esta es la concepción adecuada para un gobierno democrático, ya que se basa en la prestación de la máxima seguridad a la personalidad protegida, sin vulnerar el sistema de derecho, ni perjudicar a los ciudadanos.
CONCLUSIÓN FINAL
Si nos basamos en la premisa que la seguridad personal de hombres de estado, diplomáticos y empresarios es la suma de esfuerzos y medios, tendientes a la prevención y neutralización de una agresión en su contra, aún cuando no haya información de alerta; la implementación de la metodología civil de prevención, constituye la mejor estrategia de prevención de estadistas, funcionarios gubernamentales, políticos y hombres de negocios.
*Vice President, LATAM Operations en CMF Global Risk