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Análisis del Continuo Crimen – Terror: interacción del crimen organizado transnacional y el terrorismo de Tamara Makarenko1

En la publicación anterior: “Actualidad, las amenazas transnacionales (Crimen Organizado Transnacional y Terrorismo Global) en América” hicimos un análisis sobre una noticia en la cual fueron sancionados 3 personas y 2 empresas en las cuales existiría una vinculación entre un grupo terrorista y el crimen organizado. Esto nos da pie para ahondar un poco más en un tema que no siempre es visualizado, el trabajo de identificación precoz es difícil pero primordial; el auténtico peligro de hoy es aquello que no se ha visto o no se ha querido ver, que se ha subestimado o no se ha creido. Destacamos que los comienzos en cualquier actividad legal, ilegal, y en especial la criminal es decisiva; si el Estado por cualquier causa, ceguera o pereza, durante cierto tiempo no actúa contra las primeras actividades de una cuestión criminal su reacción tardía luego combatirá los fenómenos periféricos, ya que el fenómeno raíz estará fuera de alcance. Para ello se toma de base el artículo de la académica Tamara Makarenko citado en el título.
Haciendo un poco de historia, el período post guerra fría y el de los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001 (Nueva York y Washington DC) han producido una serie de cambios en la geopolítica mundial. En especial estos atentados han puesto al terrorismo como centro de atención mundial y provocado una serie de reacomodamientos, entre estos los liderados por Estados Unidos, país que sufrió lo impensado, un ataque directo en su territorio, frente a esto el terrorismo mostró una evolución, una transformación, en una amenaza de carácter global.Como reacción Estados Unidos inició una serie de estrategias para en primer lugar combatir y derrotar al responsable de dicho ataque (Al Qaeda y a su lider Osama Bin Laden) y por otro lado fomentar y generar instrumentos que enfrenten al terrorismo global con la finalidad de dificultar su accionar reduciendo su poder de acción. En este sentido, inició una serie de sanciones económicas y lucha contra el financiamiento del terrorismo.
Esto último dio lugar al declive del patrocinio estatal al terrorismo o a las organizaciones terroristas, esto implicaba que ciertos estados financiaban a dichas organizaciones en su afán de debilitar o afectar a sus rivales estratégicos, apoyados en el hecho que al no tratarse de una acción directa no implica una agresión que pudiera llevar a la guerra, y en razón de las diferencias en las fuerzas militares entre dichos rivales, un estado más débil no puede ir directamente contra el más poderoso. Un claro ejemplo de esto, la rivalidad entre Irán y los Estados Unidos, el primero patrocinador de la organización terrorista Hezbollah.
Esta organización vio fuertemente afectada su financiación por parte de Irán, provocando que tenga que recurrir a otras fuentes, como la creación, uso de organizaciones benéficas y donaciones de la comunidad de la diáspora2, el uso de negocios legítimos y a los aportes económicos que deben dar un porcentaje de sus ingresos comerciales, la creación de la banca Hawala3 todo ello para evitar las sanciones internacionales.
Al no ser suficientes dichos aportes, las actividades criminales se presentaron como una óptima opción para compensar las pérdidas por la falta de patrocinio, en especial, la actividad criminal utilizada fue vincularse con el tráfico ilícito de drogas.
En este momento, es bueno recordar lo que manifestáramos en nuestro artículo previo, la diferencia entre el terrorismo y el crimen organizado, la misma reside en sus respectivos objetivos, mientras el primero persigue el triunfo de una ideología o un sistema político e ideológico, el segundo su finalidad es el lucro. El terrorismo se propone la destrucción del sistema contra el que lucha por lo que se sitúa fuera del mismo, por el contrario, el crimen organizado vive del sistema, incluso llega a configurarse como un engranaje más.
Si bien ambas organizaciones nacen y crecen en secreto, la clandestinidad es un requisito permanente para el crimen organizado, mientras que para una entidad terrorista sólo se trata de una etapa de desarrollo que en algún momento requerirá de una acción violenta que le dé visualización, está obligado a producir un acto impactante, debe ser reconocida por el público y el Estado al que pretende afectar.
En la temática bajo análisis uno de tantos especialistas en la materia que busca conceptualizar y estructurar esta vinculación es Tamara Makarenko, quién comienza a hablar del “nexo continuo crimen – terror”.
Dos fenómenos tradicionalmente separados han comenzado a mostrar similitudes operativas y organizativas, incluso podría decirse que comenzaron a aprender uno de otros y adaptándose a las nuevas reglas globales.
Este nexo se usa en general para hacer referencia a la relación entre el crimen organizado y el terrorismo, como fuente de financiamiento principalmente, caso de gravar el tráfico de drogas o el fraude con tarjetas de crédito; también para formar alianzas. Estos dos tipos de relación conforman los componentes principales del nexo.
El entorno posterior a la Guerra Fría, con acceso casi ilimitado a los avances tecnológicos, estructuras financieras y el mercado global, son aprovechados por estas organizaciones para su propio beneficio y evolución dando origen a diversas formas de interrelacionarse.

Estableciendo los límites del continuo Crimen – Terror
Las vinculaciones que se han ido desarrollando entre el crimen organizado transnacional y el terrorismo no son estáticas sino que evolucionan, en este aspecto el continuo busca rastrear cómo la dinámica organizacional y la naturaleza operativa de ambos fenómenos cambian con el tiempo.
La académica ubica el vínculo en una línea continua donde un grupo puede deslizarse por ella dependiendo en el entorno donde opera, yendo hacia el crimen organizado o hacia el terrorismo con escalas intermedias.
Tamara Makarenko establece un esquema que muestra que el crimen organizado y el terrorismo existen en un mismo plano con lo cual, en forma teórica, ambos presentan la capacidad de converger en un punto central. La autora ubica a estas amenazas en los extremos, el crimen organizado a la izquierda y el terrorismo en la derecha, en posiciones distintas y separadas.
En ese plano, existe un punto de apoyo de dicho continuo, el punto de convergencia, donde una sola entidad presenta en forma simultánea características criminales y terroristas. En el camino a dicho punto se observan diversas categorías de vinculación a lo largo del continuo.
Las categorías son definidas por la autora como:
• Alianzas.
• Motivaciones operativas.
• Convergencia.
• Síndrome de agujero negro.


(Figura adaptada de la original de la autora Tamara Makarenko)

Alianzas
Las alianzas son el primer nivel de relación entre el crimen organizado y el terrorismo, que se adaptan al entorno, pueden darse relaciones únicas, a corto y largo plazo.
Entre las razones que motivan dichas alianzas encontramos, la búsqueda de conocimiento experto, como ser lavado de dinero, falsificación o fabricación de bombas. Por otro lado, puede ser en busca de apoyo operativo, caso del acceso a rutas de contrabando. La formación de estas alianzas guarda similitud con las relaciones que se dan en entornos comerciales legítimos.
La cooperación con terroristas, siguiendo lo postura de Louise Shelley, tiene la potencialidad de brindar beneficios a la delincuencia organizada desestabilizando la estructura política, socavando la aplicación de la ley y reducir las posibilidades de cooperación internacional.
En la historia tenemos casos como el cartel de Medellín que recurrió al Ejército de Liberación Nacional (ELN – entidad con base ideológica y terrorista) para colocar coches bomba en 1993 en Colombia, al carecer el cartel de capacidad para ello; otro caso, las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) establecieron alianzas con grupos criminales fuera de Colombia, incluyendo a grupos narcotraficantes mexicanos.
Además de las simples alianzas basadas en la provisión de servicios específicos, han surgido relaciones más sofisticadas y complejas, caso de operaciones de contrabando internacional que mueven varios productos en especial drogas, armas entre países y continentes. Un ejemplo, el Movimiento Islámico de Uzbekistán concretó una alianza estratégica con la mafia afgana dedicada al narcotráfico y con algunos grupos criminales asiáticos para garantizar los envíos de heroína, asegurando su ruta entre Afganistán y la Federación Rusa y el Cáucaso.
La vinculación más ejemplificativa entre un grupo criminal y un grupo terrorista, resultó ser la concretada entre la mafia albanesa y el Ejército de Liberación de Kosovo (KLA, sigla en inglés), ocurrido durante el conflicto de Kosovo. Con la caída del gobierno albanés en 1997, la mafia albanesa tomó el control de las rutas de tráfico de heroína a través de los Balcanes. Al mismo tiempo, el KLA se organizó para buscar un estado independiente en Serbia.
El ala política del KLA – Frente Nacional de Kosovo (KLF) y grupos criminales albaneses se vincularon con el objeto de contrabandear heroína. Donde se aprecia un acuerdo bien organizado, las ganancias se canalizaron al KLA, utilizadas especialmente para comprar armas. Podríamos ver a estas dos organizaciones la terrorista como criminal como grupos híbridos.
En la mayoría de los casos, los lazos se han limitado a regiones geográficas específicas; apreciándose el interés de estas organizaciones de formar alianzas en territorios inestables, a efectos de garantizarse un entorno beneficioso para sus operaciones. La inestabilidad sirve a las organizaciones terroristas en razón de la poca legitimidad del gobierno frente a sus poblaciones, a quiénes buscan seducir los terroristas, del lado criminal buscan maximizar sus operaciones ilícitas, las cuales resultan más sencillas en este tipo de regiones.

Motivaciones Operacionales
En esta categoría, tanto las organizaciones terroristas como las criminales han procurado modificar sus propias estructuras y organización, a efectos de evitar cooperar con otros grupos, adquiriendo capacidades propias que garanticen la seguridad de la organización y las operaciones de la misma. Con esto buscan evitar los problemas que se presentan en toda alianza, diferencias sobre prioridades, estrategias, desconfianza, deserciones y la amenaza que las alianzas puedan crear competidores.
Muchos grupos criminales y terroristas que actuaron en la década del 1990 y en el siglo XXI desarrollaron la capacidad de participar en actividades criminales y terroristas; grupos delictivos que hacían uso del terrorismo como medio operativo y grupos terroristas que participaban en actividades criminales.
La post Guerra Fría amplió las condiciones para que los grupos criminales se involucraran cada vez más en actividades políticas a efectos de manipular las condiciones operativas presentes en los estados débiles; por el otro lado los grupos terroristas se centraron en actividades criminales a fín de sustituir el apoyo financiero que antes obtenían del patrocinio estatal.
En forma habitual los grupos criminales hacían uso de tácticas terroristas para lograr sus objetivos, involucrándose en lo político y así asegurar su entorno operativo; pese a ello la motivación principal seguía siendo la maximización ilícita de ganancias o lograr reducir los riesgos de ser capturados. Un ejemplo fue el uso de tácticas de terror por la mafia como herramienta táctica para obligar al gobierno a negociar o evitar la sanción de leyes que la perjudiquen.
A principios del Siglo XXI, un número creciente de grupos han mostrado características de crimen organizado y terrorismo; al evaluar estas hibridaciones, es evidente que las motivaciones, la organización y sus operaciones han ido convergiendo, dificultando poder efectuar una clara distinción entre dichos grupos.

Convergencia
Esta categoría conduce a la idea de que las organizaciones criminales y terroristas podrían converger en una sola entidad que muestra características de ambos grupos en forma simultanea; con el potencial de transformarse en una entidad situada en el extremo opuesto del continuo desde el cual se originó.
La transformación se produce a tal grado, que sus objetivos y motivaciones finales realmente cambiaron; en estos casos los grupos ya no retienen los puntos definitorios que hasta ahora los han habían convertido en un grupo político o criminal.
Esta tesis incluye dos componentes independientes, pero relacionados. Primero incorpora grupos criminales que muestran motivaciones políticas y en segundo lugar refiere a grupos terroristas que están interesados en ganancias criminales, en última instancia comienzan a utilizar su retórica política como factor de perpetración de actividades criminales.
En la primera categoría podemos observar dos partes:
• Grupos que usan tácticas terroristas para lograr influencia política con el fin de interrumpir procesos judiciales o bloquear legislaciones adversas. Táctica común de los grupos criminales para asegurar sus operaciones; interesados en el control político a través de participación directa en procesos políticos e instituciones de un Estado.
• Organizaciones criminales que usan el terror para lograr un monopolio sobre los sectores económicos lucrativos de un Estado. A través del control de sectores económicos (sea sobre recursos estratégicos o instituciones financieras) terminan controlando políticamente al Estado.
Todo esto, se sustenta en un mundo sustentado en la dinámica de la economía de libre mercado, la fuerza económica es requisito previo obvio para el poder político; luego éste sustenta tanto la vida de la organización como sus actividades (criminales o políticas).
Ralf Mutschke 4 , comentando sobre el ascenso de la mafia albanesa, al que denomina grupo Híbrido, ya que su obran indica que las sus actividades políticas y criminales están profundamente entrelazadas.
El segundo componente de la convergencia, los grupos terroristas involucrados en actividades criminales, solo sostienen la retórica política como fachada para cubrir sus crímenes.
Estos grupos siguen utilizando tácticas terroristas en base a dos motivos:
• Mantenimiento del Gobierno y a las autoridades que aplican la ley centrados en cuestiones y problemas políticos, en lugar de centrarse en investigaciones judiciales del ámbito penal.
• Dichas tácticas continúan como herramienta para que el grupo se afirme entre grupos criminales rivales.
Un ejemplo de estos se da con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que evolucionó de entidad terrorista hacia un grupo dedicado a actividades delictivas. Organización que perdió su vieja pureza revolucionaria y ha convertido su ideología basada en el terror en una nueva dirección, desarrollándose como cartel de droga criminal.

Síndrome del Agujero Negro
Este punto refiere concretamente a aquellas situaciones en las que los estados débiles o fallidos favorecen la convergencia entre el crimen organizado y el terrorismo; siendo un refugio seguro para las operaciones de grupos convergentes.
El síndrome del agujero negro presenta dos situaciones:
• Aquellas donde las motivaciones principales de los grupos involucrados en una guerra civil evolucionan de un enfoque con objetivos políticos a uno con objetivos criminales.
• Aparición de un Estado de “Agujero negro”, tomado con éxito por un grupo híbrido.
La parte común de estos dos escenarios, que muestra claramente el punto más extremo a lo largo del continuo, es que revelan el peligro final de la convergencia entre las dos amenazas, la creación o promoción de una condición de enfrentamiento para asegurar el poder económico y político.
Los Estados dentro de esta categoría presentan un control de gobierno extremadamente débil.
La dinámica de las guerras civiles, han evidenciado, como la dinámica del crimen organizado tradicional y el terrorismo, se ha modificado; evolucionaron de guerras por motivaciones ideológicas, religiosas a guerras cooptadas por intereses criminales y aseguradas por tácticas terroristas.
Las guerras civiles que inician con objetivos políticos mutaron a conflictos en las cuales las ganancias económicas a corto plazo son primordiales. Pese a que la ideología e identidad siguen teniendo importancia para entender el conflicto, esa perspectiva no es lo suficientemente amplia para su entendimiento sino se le incorpora la cuestión criminal.
Los conflictos han dado legitimación para el crecimiento a varias formas criminales, como fuente necesaria de ingresos para sostener la guerra.
Las partes enfrentadas requieren de un conflicto para reproducir sus posiciones de poder como para acceder a los recursos. Fuera del hecho, si las guerras se iniciaron con una agenda ideológica y se convirtieron en lucha criminal o viceversa, surgieron de operaciones exitosas de grupos criminales con motivos políticos o grupos terroristas comerciales que comparten características comunes.
El conflicto que se presente dentro del síndrome de agujero negro, carece de objetivo militar claro y de propósito político. Las unidades militares conforman bandas que actúan de forma independiente y autónoma de cualquier orden y no presentan disciplina alguna en las acciones que realizan.
Surge con evidencia que la duración del conflicto se convierte en una prioridad para lograr las condiciones ideales para el surgimiento de actividades criminales transnacionales. Los grupos florecen dentro de entornos de agujero negro, motivados por la acumulación de riqueza, control de territorio y personas, control de la libertad de movimiento y de legitimidad. Todos estos elementos unidos representan el poder utilizable, sea para signar valores y recursos en la sociedad.

A modo de conclusión
La vinculación entre el crimen organizado transnacional y el terrorismo presenta varias facetas diferentes dentro del plano del nexo continuo crimen – terror donde evolucionan conforme el entorno operativo que predomina.
El entorno internacional surgido post guerra fría y de la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dieron las condiciones de respaldo para el desarrollo de organizaciones criminales y terroristas que se fueron convirtiendo en internacionales y más sofisticadas. Dando como resultado la aparición o desarrollo de organizaciones criminales transnacionales y terroristas internacionales en red que desafían la seguridad y gobernanza estatal.
Como se expresó anteriormente, los grupos criminales y terroristas parecen estar aprendiendo uno de otros y adaptándose a los fracasos y éxitos de los demás.
Sin importar donde se ubique la organización dentro del continuo (a excepción de los extremos) cada lugar precisa cierta participación en actividades criminales. Lo que lleva a la necesidad de una visión en las políticas y luchas antiterroristas más enfocadas sobre aspectos criminológicos.
Lo expuesto pone en evidencia que, para combatir ambos flagelos, sea que se evidencien en forma separada o dentro del continuo, debe prestarse atención en el aspecto financiero, en los fondos que adquieren a través del delito, en los servicios criminales de los que dependen los grupos terroristas.
Resulta esencial el entendimiento claro y profundo del continuo crimen- terror para expandir las herramientas que un estado debe y puede emplear para hacer frente a estas amenazas que, si bien son presentadas como amenazas transnacionales, si se movilizan unidas podríamos concluir que son una doble amenaza en una, o una Gran Amenaza; las cuales evolucionan y se adaptan constantemente.

Referencias:

1- Investigadora Centro para el estudio del terrorismo y la Violencia Política de la Universidad St. Andrews. The Crime-Terror
Continuum: Tracing the Interplay between Transnational Organised Crime and Terrorism https://doi.org/10.1080/1744057042000297025

3- Sistema de intercambio de divisas informal, que solo requiere un emisor, receptor y dos personas
intermediarias. Es anterior a la existencia del sistema bancario. Significa transferencia o cable en la jerga
bancaria arabe.

2- Conjunto de comunidades de un mismo origen o una misma condición establecidas en distintos países.

4 -Mutschke, Ralf, ex Asistente de Dirección, Dirección de Inteligencia Criminal Organización Internacional de
Policía Criminal, Secretaría General de Interpol Comisión del Poder Judicial Subcomisión del Delito

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