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“La mafia: Conceptualización.” Parte I

Autor: Díaz, Oscar Cesar

El presente, pretende exponer contenidos básicos sobre como el crimen organizado, ha abandonado la marginalidad y se ha instalado en el centro de nuestro sistemas.

Intentando describir dentro del mundo contemporáneo, la realidad criminal de las mafias.

Persiguiendo profundizar sobre la investigación, se realizará un análisis exhaustivo sobre el material recopilado, realizando una metodología de tipo interpretativa.

La mafia en su plena dimensión, intenta ubicar su legitimación mediante la dotación de un origen idealizador y místico. Procediendo a la invención de un pasado memorable, colmado de acciones patrióticas y hábitos caballerescos.

Como si al dotar de un origen noble, pudieran modificar sus actividades netamente criminales. Su movimiento ha consistido en trabajar sobre elementos de la identidad e historia, modificando el contexto a su favor, para luego utilizarlo con fines criminales.

Por tanto, su objetivo no es otro que perfeccionar la integración criminal y social, de la comunidad donde se encuentren.

Esta construcción es una herramienta diferenciadora del marginal ordinario.

Sostienen que la criminalidad común solo es capaz de conseguir reputación, mientras que una autentica mafia construye su propia leyenda.  

¿Qué es una mafia?

Podemos mencionar que la principal actividad de una mafia es otorgar a cambio de una remuneración, el ofrecer una protección. Brindando dicha tutela contra la delincuencia común o violencia ordinaria.

Por tanto la mafia propone un servicio dentro del ámbito de la seguridad global, en oposición de un riesgo concreto o imaginario, pero en muchas oportunidades provocado por ella misma. Entonces la mafia presenta como una industria que crea y comercializa seguridad privada. Son estas entidades las que surgen para ocupar los espacios vacíos cuando el Estado se encuentra frágil, desacreditado o inexistente.

Dada una contingencia, existen dos vistas para un mismo panorama. En la primera podemos indicar que la mafia como parasitaria, ya que impone a través de la violencia, un servicio no requerido e irreal. Para la segunda, en postura defensora indica que la mafia replica ante una necesidad real y no contraída por el Estado.

De este modo en forma encubierta y paralela, cobra un impuesto en reemplazo del Estado. Objeto de esta situación son las actividades que se desarrollen dentro de su territorio, ya sean legales, como por ejemplo la construcción, el comercio en general, etc.; y también las ilícitas como ser trafico diverso, ladrones, etc.

Un sello distintivo y demostrativo del autentico poder mafioso, para el Derecho Penal se encuentra tipificado como extorsión.

Desde una visión económica, la extorsión garantiza un ingreso constante, pudiendo llegar  a adueñarse de la empresa o si se considera necesario, hacerla a desaparecer.

Para la mafia, quien ofrece protección es quien manda, por tanto la extorsión es una declaración manifiesta de una relación de autoridad y sometimiento.  

En definitiva la extorsión posee un sentido político, como reconocimiento de señor y su propiedad; y económico por el enriquecimiento de ese gravamen ilegal. Como metodología para quienes se niegan al pago de ese tributo, el castigo es el asesinato. Es claro que el perjuicio económico, es mínimo en comparación con la negativa a realizar el pago.  

Existen ocasiones en que el extorsionado y el extorsionador, mantienen una relación ambigua; este recurso es un simple requerimiento de protección, para equilibrar un dialogo o relación social desigual.

En esta coyuntura es cuando el extorsionador aporta estabilidad entre diversos actores, realizando la función de normalizador y mediador social, pudiendo suceder esto entre trabajadores y sindicatos o empleadores.

En algunos casos puede el extorsionado, abonar una suma de dinero para suprimir a su competencia, logrando con este acto proteger su mercado.   

En resumen, la frontera existente entre el autor de la extorsión y la victima se descubre compleja. Otorgando impuestos bajos para las empresas amigas y en contraposición altos para los demás. Entonces el propietario de un comercio o empresa, de empezar siendo una víctima, al revelar las virtudes de pagar para suprimir a sus rivales comerciales, se convierte directamente en socio del mafioso.

El pago de la prima por seguridad, suele realizarse de manera disimulada y sutil. En algunos casos se constituye en prestaciones irreales, por ejemplo créditos a intereses excesivos, contratos o vigilancia a precios desmesurados, etc. 

Por ello podemos argumentar que una oferta por una prestación violenta, ya sea expresada o sugerida, crea directamente una demanda falsa, y por consiguiente finaliza en la recaudación por un servicio irreal.

No obstante, no podemos dejar de mencionar el hecho de que la relación víctima y extorsionador, con el transcurrir del tiempo llega transformarse en cercana, lejos de la violencia que uno podría esperar. Generando una connivencia, similar a la de un organismo huésped y el parasito.

El miembro de la mafia es un individuo dominante, que sin falsos disimulos ni excusas, pretende apropiarse de poder y sin ideologías políticas. Se trata de un delincuente situado en el núcleo mismo de la sociedad y no por sus límites, no es exclusivo de los barrios bajos sino que tiene roce con la sociedad en amplios salones.

Suele posicionarse en contra de cualquier tipo de dictadura, sin llegar a comprometerse con ningún partido político, más cercano hacia a la democracia.

El surgimiento del crimen organizado como actor y problemática geopolítica, a nivel estratégico no resulta un elemento pasajero dentro de los cambios en las relaciones internacionales. Es entonces cuando podemos expresar, que un nuevo actor sin notificación ni convocatoria previa, se ha implantado dentro del escenario geopolítico.

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